Tras
más de cincuenta años de guerra y con la presencia de dictadores como el cubano
Raúl Castro, Santos estrechó la mano del guerrillero Timochenko después de
firmar un acuerdo de paz, luego no aceptado en consulta por el pueblo pero que
le valió al colombiano un Nobel de la Paz (premio, por cierto, algo
sorprendente, pero nada o muy poco discutido por la “progresía”).
Con
su voto negativo (con escaso margen, es cierto) el pueblo colombiano dejaba
claro qué era lo que no le gustaba:
Ni
la reforma rural que legalizaría tierras ocupadas, ni miembros de las FARC en
la Policía, ni canales de televisión para partidos políticos, ni la forma en
que se incorporarían a la vida civil los de las FARC, ni amnistía e indulto,
para crímenes menos graves y para el resto, lo más grave, pues de cinco a ocho
años de trabajos comunitarios….
Pues
bien, hace cinco años ETA, a través de tres individuos con capucha y un
escenario negro como les corresponde, anunció lo que llamaron “cese de la lucha
armada”, o sea ni disolución, ni desarme, ni pedir perdón, ni ofrecer
compensaciones... NADA. Ese final fue gracias al trabajo policial y de la
guardia civil. Que, aún hoy siguen encontrando zulos repletos de armamento
listo para ser usado, sigue habiendo cuestiones pendientes, asesinatos sin
resolver. Y, para colmo, muchas caras de etarras se asoman a nuestros
televisores como ¡representantes de organizaciones políticas legalizadas!.
En
una entrevista en la Cadena Ser el etarra Otegui tuvo la cara dura de decir que
no conocía "el nivel de penetración social" del dolor ocasionado por
la banda.
Me
da a mí que el etarra este quiere un premio de esos de “la Paz”… también.
(p.d.
no entiendo tanto meme ridiculizando el Nobel de Bob Dylan y ninguno dedicado a
los Nobel de la Paz)
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