Llevamos
unos días reorganizando nuestras mentes de cara a los cadáveres que se van
amontonando. La muerte del otro, quienquiera que sea, discurre entre escritos
laudatorios y otros donde poder vislumbrar aquello que no se perdona. Cinismo… hipocresía…
intereses abyectos… por ahí anda la cosa.
Hace
poco murió una dirigente valenciana del PP. La alcaldesa por antonomasia: Rita
Barberá. Una importante mujer de sesenta y pico años que se pasó más de dos
décadas trabajando (y bien) por su ciudad. Murió bajo la sospecha de
“malversar” 1.000 euros. Incluso los que le dieron la espalda, alabaron su
trayectoria. Quizá, y sólo quizá, en el último momento pudo faltarle algo de
generosidad con su partido
Y
poco después el dictador por antonomasia: ¡Fidel Castro!. Este ya talludito,
sobrepasando los 90. Castro se inició perjurando que de comunista nada y,
después, de comunista todo. Expropiaciones, asesinatos, miles de presos
políticos maltratados,… y así cincuenta y tantos años…..
Para
el pueblo, ni pan… para mí… millonario. ¡qué pa eso soy el amado líder!... y
oye (¡cualquiera no!) hay que ver lo que le lloran los cubanos… total una cola
de a uno (para que se vea más) y al llegar… ¡no hay cadáver ni siquiera
cenizas… sólo una foto y unas flores!... pero hombre… eso no se hace con el
“amado pueblo”… al que salvaste del capitalismo…….!. Eso sí, según Forbes, con
más de 900 millones de dólares en su haber….
Al
de la barba y uniforme verde oliva, que se inició con una cruz en el pecho y ha
terminado siendo uno de los dictadores más sanguinarios de la historia (“la
historia me absolverá”, decía), lo que llaman “el pueblo” en plan caravana y
durante cuatro días, acompañando de La Habana a Santiago…. dicen que por
agradecimiento…. yo creo que más bien por si acaso resucita y se escapa otra
vez a la sierra….. y les lanzaba otro de sus interminables discursos.
Y
sí… la muerte del otro -a veces- ¡qué bien os sienta!.
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