Era
el año 1956, a finales de octubre. Tener tele era “lo más”. Había quien se
negaba a comprar un aparato de esos porque “lo niños no iban a estudiar,
perderían el tiempo”.
La
gente se paraba ante los escaparates que mostraban una fila de televisores para
ver que era la tele. Se emitía desde el Paseo de la Habana y hasta nos parecía
un programón ver la carta de ajuste.
Tres
años después, entre la visita que Ike Eisenhower realizó a España (auténtico
espaldarazo al Plan de Estabilización español) y, sobre todo, la boda de
Fabiola con el rey belga, Balduino, a finales de los 60….. la tele se volvió
“imprescindible” para toda familia que “se preciara”.
El
15 de diciembre de 1960, fecha de la boda real belga, recuerdo el cuarto de
estar de mi casa animadísima con vecinos comentando cada escena. También estaba
“la del cuarto derecha”…. que criticaba la pantalla del televisor (creo que era
Philips) porque “se veía como si nevara”… lo que indignaba a mi madre que
estaba tan orgullosa del aparato……
Cuatro
años después de la retransmisión de la boda los estudios se trasladaron a Prado
del Rey, al lado de la Casa de Campo.
Entonces
nadie le hubiera llamado “la caja tonta”… ¡lo que es la vida!.
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